La cirugía más común es la orquiectomía radical, que implica la extirpación total del testículo afectado. Es un procedimiento seguro y muy efectivo para eliminar el tumor completamente.

La cirugía generalmente es poco dolorosa, ya que se realiza bajo anestesia general o regional. Las molestias postoperatorias suelen ser leves y controlables con analgésicos comunes.

La recuperación es relativamente rápida. Habitualmente los pacientes retoman actividades normales entre 2 y 4 semanas tras la operación, dependiendo del caso particular y recomendaciones médicas.

La fertilidad generalmente no se ve afectada si el otro testículo permanece sano. Sin embargo, en casos específicos se recomienda asesoría previa y considerar opciones como la conservación de esperma antes del procedimiento.

Las complicaciones son poco frecuentes, pero pueden incluir hematomas, infecciones leves o molestias en la zona intervenida. Las técnicas actuales minimizan estos riesgos.

Los principales cuidados incluyen reposo relativo inicial, evitar esfuerzos físicos intensos, mantener la zona limpia y seca, tomar medicamentos según la indicación médica, y asistir puntualmente a las revisiones de control.

Sí, se puede llevar una vida perfectamente normal con un solo testículo. Esto incluye mantener una vida sexual activa y, generalmente, no hay cambios significativos en los niveles hormonales.

En algunos casos específicos, especialmente cuando hay indicios de propagación del cáncer, podría recomendarse quimioterapia o radioterapia tras la cirugía. Esta decisión se tomará en conjunto con el especialista según cada caso particular.